(...) Lamote de Grignou dice de Margarida Caballé es una violinista que tiene ante si una carrera en extremo brillante: la maravillosa facilidad de su técnica completísima; el sonido puro que arranca de su violín, tan potente como cálido; su afición absolutamente perfecta; su magnífico juego de arco, y más que todo por encima de todo su juventud, su entusiasmo, su temperamento y su admirable musicalidad, le reservan un lugar preeminentísimo entre los más grandes artistas contemporáneos.